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Mostrando entradas de febrero, 2019

Así empezó todo

       Nuestras habitaciones estaban pegadas la una a la otra. Yo sabía que ella tenía novio, pero desde que había encontrado ese pequeño agujero en la pared me era imposible no mirar. Todas las noches a la misma hora, cuando llegaba del gimnasio, se sentaba en una silla de su habitación y se descalzaba. Por ese diminuto agujero no se veían más que sus pies y sus torneados gemelos, y a mí con eso me bastaba. Era como una droga, algo adictivo que necesitaba hacer cada noche, aunque cada una de ellas me prometía a mí mismo que no volvería a hacerlo, pero siempre volvía a caer.          La veía en un par de clases de la universidad y sabía que se llamaba Sarah, pero nunca jamás me había atrevido a hablar con ella; era la típica chica perfecta en apariencia. Rubia, alta e inalcanzable. Pero tenía algo que solo yo parecía ver, como si le faltase algo, como si necesitase ser salvada de su aparentemente perfecta vida. Aunque ¿de qué la iba a salvar yo? A su lado me sentía como un mosqu